EL TRENECITO

Arcachon fue antaño un pequeño pueblo depescadores y resineros. Su desarrollo comenzó en el siglo XIX, cuando los hermanos Pereire, apoyados por Napoleón III, crearon una estación balnearia para promover el turismo y las curas marinas.

En 1857, Arcachon se convirtió en municipio independiente y atrajo a laaristocracia y las clases medias, seducidas por su clima suave y su excepcional entorno natural. La Ciudad de Invierno, con sus elegantes villas, se construyó para acoger a los visitantes adinerados en busca deaire fresco.

Arcachon se desarrolló después en torno a la pesca, laostricultura y el turismo. Hoy en día, la ciudad se ha convertido en un destino ineludible de la costa atlántica.

Desde la Ville d’Hiver, con sus suntuosas villas del siglo XIX enclavadas en el corazón del pinar, hasta la playa de Pereire, auténtica joya del litoral, este recorridode 40 minutos le invita a sumergirse en lahistoria y los paisajes emblemáticos deArcachon.

Por el camino, descubrirá el rico patrimonio arquitectónicode la ciudad, marcado por sus residencias de influencias diversas, testimonio de su prestigioso pasado de estación balneariafavorecida por la aristocracia.

A continuación, deje paso a la naturaleza yevádase pasando por una de las playas más bellas de la bahía de Arcachon. Plage Pereire, bordeada por un amplio paseo marítimo y sombreados jardines, ofrece una vista impresionantede la península de Cap Ferret, con sus pinares que se sumergen en el océano.

Una manera perfecta de descubrir Arcachon desde otro punto de vista, combinando historia, arquitectura y paisajes impresionantes.

Unos 40 minutos a pie.

La Ville d’Hiver, joya histórica deArcachon, le invita a paseardurante 30 minutos por un barrio de encanto intemporal. Construido en el siglo XIX para acoger a los balnearios en busca de aire fresco, este barrio es un auténtico museo al aire libre.

A lo largo de sus sinuosas y ondulantes calles, descubrirá magníficas villas de estilos arquitectónicos muy variados: chalets suizos, influencias moriscas, toques góticos e inspiraciones coloniales. Cada residencia cuenta una historia única, reflejo de la elegancia y el refinamiento de la Belle Époque.

Con exuberantes jardines, elaborados balcones y coloridas fachadas, este paseo es una auténtica invitación a retroceder en el tiempo. Déjese llevar por el ambiente apacible y deje que su imaginación evoque los esplendores de antaño en este barrio atemporal.